viernes, 17 de junio de 2011

EL PROPOSITO DE JESUS

Jesús es la figura más importante en toda la historia de la humanidad. Él es Dios hecho carne, (Juan 1:1, 14; Colosenses 2:9), fue levantado físicamente de la muerte, El es Señor (Lucas 24:34; Juan 2:19-21) y Salvador (Hechos 5:30-32); Él vino a morir por los pecadores que habrían de ser herederos de la salvación y nos libero de la justa ira de Dios que había sobre nosotros (Romanos 5:8). Conociendo entonces el verdadero propósito por el cual El Hijo de Dios vino al mundo, la pregunta vital es la siguiente: ¿Eres tú un pecador? ¿Alguna vez has mentido, robado, codiciado, tenido lujuria o has juzgado a alguien injustamente? Si es así, entonces tú y yo hemos violado la Ley de Dios y somos culpables.
 
Dios ha dicho: “No robarás; No mentirás; No tendrás dioses ajenos delante de Mí; No asesinarás, etc.…” (Éxodo 20). Él ha dado el estándar de Su justicia y si tú y yo hemos violado cualquiera de sus mandamientos, entonces hemos quedado cortos con ese estándar y nos encontramos inevitablemente bajo el juicio de Dios. Al morir tendremos que enfrentar el veredicto de Dios y en el día del Juicio nos condenará por ser pecadores no arrepentidos.
 
¿Entendemos entonces, porque no debemos ni podemos dejar que los falsos maestros prediquen otro evangelio y otro Cristo?
 
la única verdad en todo el universo es que todo pecador necesita a Jesús. A Él solamente. No necesitamos obras (Romanos 3:10-12; Isaías 64:6), ni sinceridad ni tampoco bondad, no necesitamos ser ricos o ser hacedores de milagros (Mateo 7:21-23). La realidad es que todo hombre sin Cristo lo único que puede ofrecerle a Dios son sus pecados.
 
Ese es el mensaje central del evangelio, que Dios envió a Su Hijo al mundo para que todo aquel que cree en él no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Sólo por el amor y la gracia de Dios mostradas en Jesús y Su sacrificio hecho en la cruz del calvario es que tú y yo podemos ser librados de la justa ira de Dios.

En el Día del Juicio, Dios juzgará a todas las personas por los pecados que ellos han cometido contra Él. Él juzgará a todos los que han robado, mentido, codiciado, deshonrado a sus padres, etc. Dios hará esto porque Él es santo y justo y debe por lo tanto castigar al pecador.
 
Dios no podrá ignorar a la persona que ha violado Su justa ley. La ley es una reflexión del carácter de Dios; por lo tanto, violar la ley de Dios es ofenderlo y negar la santidad de Su carácter. Él será reivindicado, Él juzgará a todos con Verdadera Justicia.
 
La Biblia dice que todos han pecado y están alejados de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Esto significa que nuestros pecados han causado una separación entre Dios y nosotros (Isaías 59:2) y el resultado es la muerte (Romanos 6:23) y la ira de Dios (Efesios 2:3). El único camino para ser salvo de la ira de Dios es ser salvo por la fe en Cristo (Efesios 2:8-9; Romanos 5:1). 
 
Tú y yo solo debemos creer en lo que Jesús hizo en la cruz para perdonarnos de nuestros pecados. No podemos creer en nada más ni en nadie más: ni aún en nuestra propia sinceridad o en nuestras propias obras. Es Jesús y sólo Él, que puede alejar el justo juicio de Dios sobre el hombre pecador.
 
El evangelio consiste en que Jesús murió por los pecadores en la cruz, fue sepultado y levantado de la muerte (1ª Corintios 15:1-4). Su muerte fue un sacrificio que aleja la ira de Dios (1ª Juan 2:2). Esta es la única manera de ser salvo.
 
Jesús es el único que murió por los pecados del mundo (1ª Juan 2:2). Él es el único camino hacia Dios el Padre (Juan 14:6). Él es el único que revela a Dios (Mateo 11:27). Él tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18). Es sólo a través de Él que Tu y yo podemos ser salvos de la ira de Dios (Efesios 2:3). Él es el único que puede perdonar nuestros pecados (Lucas 5:20; Mateo 9:2). Él puede remover la culpa del pecado. Jesús puede liberarnos de la esclavitud del pecado que enceguece nuestros ojos, debilita nuestras almas y nos trae desesperación. Él puede hacerlo porque Él llevó el pecado en la cruz (1ª Pedro 2:24) y aquellos que creen en Él serán salvos.

Lamentablemente los maestros de la fe y de la prosperidad y demás falsos maestros… han pervertido este hermoso mensaje; y están predicando sus propias concepciones y sus propios intereses.
 

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